Saratov
Casa de Orlovskoe
Casa de Orlovskoe, Saratov
- Casa en la población de Orlovskoe, en el óblast de Saratov, en la región conocida como de “Los alemanes del Volga”.
- 198 niños/as (de acuerdo con otro testimonio, 300), procedentes de la Casa 6 (Eupatoria) y de las Casas de Odesa.
- La evacuación a Orlovskoe se encuadra en el conjunto de desplazamientos a la región de Sarátov, entre septiembre de 1941 y enero de 1942.
- Orlovskoe, a unos 80 km de Saratov, en la actualidad, era otro de las antiguos poblados de “Los alemanes del Volga”, colonos esdtablecidos en él desde el siglo XVIII y a los que se les destierra a Siberia y Kazajistán por miedo a su posible complicidad con los invasores nazis.
- La evacuación de la Casa 6 a Orlovskoe, como la de otras Casas procedentes de Ucrania que llegan a la región de Saratov, discurrió por el Dnieper y el Volga, alternándose con tramos en ferrocarril. En esta evacuación, los colectivos de niños recorren varias etapas, marcadas por las dificultades de organización y por el avance alemán.
Abajo: curso del río Volga, que recorrieron en barco varios colectivos de niños españoles en su segunda o tercera evacuación.
Vapor Pestel, en el que salieron los niños españoles de Odesa en dirección a Jersón.
Las evacuaciones a la región de Sarátov
Entre septiembre de 1941 y enero de 1942, a la región de Saratov llegan cuatro casas de niños españoles, cerca de 1300, casi la tercera parte de los niños españoles en la URSS.
Fueron distribuidos en pueblos vacíos, abandonados precipitadamente por sus habitantes, los alemanes de la Republica de los alemanes del Volga. La cifra de niños llegados a Orlovskoe, procedentes de la Casa 6, de Eupatoria, es de 198.
Fuente: Anna Fernández-Eres, 2014, “Niños de la guerra españoles”, 1941 – 1944. La experiencia de su evacuación a la retaguardia profunda.
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En otro testimonio la cifra sube a 300, quizá con reincorporaciones de niños procedentes de las Casas de Odesa.
El testimonio de Ángel Navalón
Ángel Navalón habla de los hechos más memorables del inicio de la Gran Guerra Patria. A ellos, a los niños, se les enseñó a cavar trincheras, a cubrirlas por encima con troncos, paja y tierra. Durante el ataque aéreo era posible refugiarse allí. La defensa aérea en Odessa estaba bien organizada y los aviones alemanes rara vez se abrían paso. Pero en el caso de un bombardeo, existía un gran peligro de resultar herido por fragmentos de proyectil. Sin embargo, los niños no tenían miedo, no se daban cuenta del peligro, estaban acostumbrados a los proyectiles, metralla, cohetes, todo esto era para ellos una especie de fuegos artificiales.
“La línea del frente se acercaba a Odessa. Los niños fuimos embarcados rumbo a Jersón. Cuando los alemanes comenzaron a bombardear Jersón, la evacuación continuó a lo largo del Dniéper hasta Dnepropetrovsk, donde nos alojaron en una de las islas. Cuando dejamos la isla, en dirección al Kuban, los alemanes no bombardeaban, no sé por qué. Pudo ser por los emblemas de la Cruz Roja o porque estuviésemos vigilados… Como era verano, el traslado fue rápido. En el destino la comida era buena, pero cuando se acercó el invierno y el frente se aproximaba al Kuban, se organizó la evacuación general. La distancia que se completaba en día y medio, nosotros la recorrimos en un mes en un tren abarrotado. No había suficiente espacio, las literas se ocupaban por duplicado. Solo una vez, en Stalingrado, hubo comida caliente. El resto, pan y comida enlatada. Y no solo teníamos hambre, sino sed. La leche estaba bajo llave. Nos daban un vaso de agua tres veces al día. Cuando comenzó a caer la nieve y se derretía, la bebíamos, incluso la del vapor de la locomotora. En cierta ocasión pasamos dos días en tierra, fuera del tren: tuvimos que alejarnos de la estación porque la bombardeaban. Llegamos a Saratov el 1 de enero. Muchos sufrían de disentería, varicela e incluso tifus. Doce personas murieron.Yo mismo enfermé de disentería. Quedé en los huesos, pero sobreviví.”
“En Saratov nos alojaron en el edificio de una antigua escuela.A la primavera, cuando empezó a hacer calor, nos llevaron a una aldea a 10 o 20 km de Saratov, entre montañas y bosques. Estuvimos hasta el final del verano y muy bien en aquel sitio. De allí nos trasladaron a la región de Nasad, a la región de “Los alemanes del Volga”, al pueblo de Orlovskoye. Stalin había sacado a los alemanes de allí. En invierno, la vida era muy mala: no había suficiente comida, hacía frío. En el verano, para sobrevivir, trabajaba en el campo, era porteador de agua, pastor, cuidaba vacas en un koljós. No había hombres en las aldeas, solo quedaban mujeres. Como yo cantaba bien, me enviaban a actuaciones de aficionados. Íbamos por los pueblos y cantábamos para las mujeres. Las canciones “El aguilucho” y “Pañuelo azul” eran especialmente recordadas. Las mujeres lloraban.”
“En Saratov, el director de la escuela de infantería comenzó a reclutar alumnos de último año en las Casas de Niños para enseñarles música. Cuando llegaron a Orlovskoye, les hablaron de mí: canta bien, tiene talento musical. Kapellmeister me llevó a la Sección de música de la escuela. Me dijo: “Aprenderás a tocar el tambor, a golpear la piel de otro ser, y cuando la tuya se vuelva más fuerte, pasaremos a otro instrumento“.
Así es como Angel se convirtió en músico.
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Fuente: Lydia Bogatyreva (2009) Dos patrias y un corazón: el destino del “español ruso”. Instituto de Humanidades de Viatka, Kirov. 11º grado. Segundo Premio Kropaneva.
Recordados por los rusos
“(En la Casa de Niños de Orlovskoe) se establecieron los hijos de los comunistas de la España franquista. Un “colectivo español” vivió en Orlovka durante toda la guerra. Los jóvenes nativos de Los Pirineos estudiaron junto con sus compañeros rurales rusos en la escuela, y en la primavera los ayudaron a trabajar en huertos y jardines; los padres de los niños locales también estaban lejos, también luchaban contra los nazis, en la Gran Guerra Patria.
Como los niños del lugar, los jóvenes españoles trabajaban en las plantaciones agrícolas colectivas y ellos mismos recogían cargas de leña en el bosque para las estufas del orfanato … Como recuerdo, el pueblo dispuso frente al orfanato “El jardín español“, un parque donde se plantaron y cultivaron acacias, fresnos y pinos. Hoy en día, solo ha sobrevivido un tilo.
En la memoria de los jóvenes españoles, sus años de infancia en el Volga, en Orlovskoe, permanecerán para siempre. Uno de ellos, E. López, (Francisco Escalante Lopez) escribió aquí, a su antiguo colegio, y desde que le respondieron, cartas y paquetes de España no han dejado de llegar a la aldea del Volga.
En la segunda mitad de la década del 40, el contingente español fue sustituido por nuestros huérfanos de guerra. Y hasta principios de los años 60 fue un típico orfanato soviético de posguerra, con formación profesional y sólida disciplina.
Fuente: Mikhail Sokhinov (2018): En el orfanato Orlovskoe, el amor se compone todos los días.