Españoles caídos en Carelia
- Documental
- 2018
Contexto
Hasta 74 jóvenes españoles se alistaron como voluntarios en el Ejército Rojo para luchar como ciudadanos rusos en la Segunda Guerra Mundial. Muchos de ellos dieron sus vidas en la batalla de Carelia
Los españoles caídos en la batalla de Carelia
Hasta 74 jóvenes españoles se alistaron como voluntarios en el Ejército Rojo para luchar como ciudadanos rusos en la Segunda Guerra Mundial
Carolina G. Fernández-Miranda
Tan solo cuatro días después de la entrada de las tropas alemanas, el 26 de junio, los jóvenes españoles exigían sus derechos como ciudadanos soviéticos para alistarse como voluntarios. Hasta 74 jóvenes en Leningrado, decidieron enrolarse en el Ejército Rojo voluntariamente. También en Moscú se alistaron españoles. Entre ellos Rubén Ruíz Ibárruri, el hijo mayor de Dolores Ibárruri, Secretaria General del Partido Comunista de España (PCE).
Desde el gobierno ruso y desde el PCE no veían con buenos ojos que estos jóvenes participasen en la guerra, por lo que se lo prohibieron en reiteradas ocasiones. La continua presión de estos facilitó su entrada al ejército en los siguientes días. Uno de los niños evacuados, Héctor Viadú coreaba junto a sus compañeros: “Somos tan ciudadanos soviéticos como cualquiera”
El 28 de junio, Celestino Fernández-Miranda acudió al Centro de reclutamiento del Smolny a entregar su cédula de alistamiento (documento que debían entregar los soldados para alistarse). Con tan solo dieciséis años falsificó su fecha de nacimiento, al igual que hicieron otros compañeros, para poder participar. De esta manera, sería uno de los 74 soldados españoles de la “3ª División de Voluntarios de Leningrado, 3er Regimiento de la 11ª Compañía”.
En esta división se encuadraban los españoles, todos de la Casa de Jóvenes Nº 9. En su mayoría vascos, seguidos por los asturianos y algún valenciano como los hermanos Vidal. La mayoría combinaba estudios y trabajo en la fábrica de motores de la Elektrosila.
LA BATALLA DE CARELIA
Existe un listado -Relación de Voluntarios- en el que se puede confirmar la presencia de todos ellos en el frente. De estos voluntarios, citando varios de sus nombres y la descripción de la batalla de “la cota”, en Carelia trata el capítulo “74 de acero” del libro Heroísmo español en URSS citado en la bibliografía de la página web de esta Asociación.
Los combatientes españoles en el Ejército Rojo desarrollaban su labor en la batalla que transcurría en Carelia, lo que facilitaba el trabajo a los finlandeses que conocían la zona a la perfección.
Pasados unos meses en el frente, los alemanes avanzaban y la situación se volvía insostenible. Los finlandeses, también aliados de Hitler, eran los más temidos por el Ejército Rojo, en el que combatían estos 74 españoles. Los llamados kukutxa, francotiradores, ocupaban numerosas posiciones entre los árboles haciendo muy complicada la batalla.
Tan solo 7 españoles consiguieron salir de aquella zona para ponerse a salvo. Entre ellos Ramón Moreira, que sería ingresado por una infección pulmonar, Saturnino Rodríguez también hospitalizado debido a una infección. Isidro Peñalva, Armando Herrero, Eusebio Inda, Herminio Valle e Ignacio Moro fueron los demás supervivientes; aunque este último murió en otra batalla posterior.
Celestino y otros 20 españoles quedaron combatiendo en la retaguardia enemiga junto con otros soldados y oficiales rusos, sin saber que, además de los otros 7 supervivientes, serían los únicos que saldrían con vida de los 74 españoles alistados del Regimiento, según queda documentado en el libro de Pablo Fernández-Miranda, Pisaré sus calles nuevamente.
Los finlandeses les capturaron, les registraron y apresaron para llevarles a un improvisado campo de prisioneros próximo al frente, entre el lago Ladoga y el Onega, una zona completamente aislada de la civilización. Según los testimonios de Celestino Fernández-Miranda, una madrugada mientras dormían en los bosques de Carelia fueron sobresaltados al grito de Ispansiv (españoles).
Unos días más tarde fueron trasladados al campo de prisioneros de Joensuu. A finales de noviembre de 1.941, las SS aparecían en el campo de concentración con orden de fusilar a todos los rusos. Los finlandeses intentaron frenar aquellas órdenes alegando que muchos eran españoles y muy jóvenes. Existían pruebas telegrafiadas en las que se probaba que tenían orden de “no hacer nada con los españoles” hasta recibir noticias de la embajada española allí en Finlandia.
De esta manera, el embajador español en Finlandia, Agustín de Foxá consiguió liberar a estos chicos de los campos de concentración, en un proyecto de retornarlos a España. Algunos de ellos fueron enviados a cárceles finlandesas y más adelante serían liberados. De todos ellos, tan solo Celestino pudo volver a España antes de finalizar la guerra y de las expediciones de 1956 y 1957.
Casi ochenta años más tarde, se conoce la noticia de que un grupo de monjas ortodoxas rusas, en la región de Carelia habían encontrado numerosos cuerpos pertenecientes a soldados rusos de la Segunda Guerra Mundial. Cuando parecía que aquellos jóvenes españoles caídos en la batalla de Carelia pasarían al olvido, ellas empezarían una encomiable labor.
Al exhumar los cadáveres supieron que ahí estaban los jóvenes españoles que cayeron junto a los rusos como voluntarios en el Ejército Rojo. Sacaron de aquellas fosas a los soldados, identificándoles uno por uno.
Además, se elaboraron las lápidas que aparecen en el vídeo, en las que quedarían grabados sus nombres. Un homenaje que su país de origen jamás hizo, y que tanto merecían al haber sido parte del eje que frenó el fascismo en Europa.