Libro

Un libro de Maribel Barros.

República Dominicana, 2024.

Construyendo el pasado

GONZALO BARRENA.

Quizá sea conveniente a todas las edades, pero por encima de los 60 años, el diálogo con el pasado se vuelve una obligación. Por su parte, Maribel Barros Aira deja constancia en una cuidada edición de la Editorial Búho del indiscutible esfuerzo dedicado a lo largo de estos últimos años a la (re)construcción de la historia familiar.

La línea paterna estaba suficientemente acreditada por el testimonio en primera persona de su padre («Apuntes Sobre una Vida», de Ramón Barros Santos -Moncho-), pero la de Isabel Aira, su madre, como la de casi todas las mujeres de la época, permanecía en ese segundo plano que la óptica masculina les asignaba. No obstante, en esa posición supuestamente secundaria pasaban cosas, cosas reales que se desenvolvían fuera de foco y que ahora, en trabajos como el de Maribel, arrojan luz sobre campos de la Historia injustamente eclipsados.

Por eso este libro cumple a la vez dos objetivos. El primero, tan compartido entre nosotros, es la lucha contra el silencio -muchas veces autoimpuesto- y la tergiversación de toda una etapa en la que medio país fue víctima, y todo él desangrado física e intelectualmente. Y el segundo, más sutil y tan importante, reside en compartir los hallazgos mientras se describen los pasos que condujeron hasta ellos, como hacen las personas que muestran un modo de cocinar a la vez que “construyen” el plato.

La reconstrucción de la historia familiar, esencialmente materna en esta publicación, contribuye justamente a la reparación por conocimiento, única herramienta eficaz a la hora de asomarse al pasado de familias a las que las bombas hicieron saltar en mil pedazos, con hombres en la cárcel o fallecidos, hermanas a merced del lugar en que las sorprendía el avance del fascismo y madres intentando abarcar una realidad explosiva sin que los más pequeños se les soltasen de las manos.

Con todo, la parte más original de la publicación reside en el ángulo desde el que está narrada: Maribel sale al encuentro del pasado en autobuses y trenes, camino de los lugares en los que los suyos dejaron huella o de los que se llevaron imágenes que operan en la memoria familiar.  Archivos regionales, domicilios efímeros, fincas y casas de acogida, pisos en la Barcelona republicana…van devolviendo poco a poco una imagen reconocible de la diáspora, pues la historia de verdad no está “en el grano” sino en los detalles.

Algunos de ellos son mucho más que detalles, como el de la evacuación de un Hospital vasco, el de Gorliz al completo, con cientos de niños afectados por tuberculosis ósea, el personal que los atendía junto a máquinas y equipos incluso, en dirección a Francia, que acogía con reserva creciente a los refugiados. O como el resto de estaciones en el “vía crucis” al que todas las guerras abocan a la población civil.

Otros episodios, insuficientemente conocidos, sorprenden por su naturaleza, como la compañía de teatro “entreguerras” en la que recala una de las familiares. Y otros, a pesar de ser anécdotas, reflejan la naturaleza fragmentada de una realidad en guerra, como la “sopa judía” que siempre tomaba la protagonista pensando que era “sopa, sin más”.

El libro concluye tras uno de los capítulos más interesantes: el que describe el enorme Hotel Lux de Moscú y la residencia de la familia Barros Aira en una de sus habitaciones, con vistas a la calle Gorki, la avenida de todos los desfiles. En este capítulo, que cierra el pequeño libro de 187 páginas, se revela cómo la historia de verdad, no la impostada en declaraciones y pronunciamientos, asoma en las cocinas, en las tiendas, en el juego de los niños que recorren pasillos mientras las madres sostienen la realidad y emiten comentarios con el peso que tienen las leyes de la Física.

En el epílogo, la autora vuelve ya de mayor a pisar Moscú, en busca del hotel y la pastelería que compusieron el pasado soviético, siempre dulce en las entreluces de la infancia.

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 Maribel Barros nace en Moscú en 1945 y vive sus primeros años en el Hotel Lux con sus padres, exiliados de la Guerra Civil española, junto a otros responsables de la Komintern. Se repatría con ellos en 1956 y vive en Madrid hasta 1979. Se traslada a Nueva York, primeramente, y a Puerto Rico después, para fijar su residencia definitivamente en Santo Domingo, República Dominicana. Artista plástica de profesión, trabajó diez años en el Taller de Restauro de Patrimonio Cultural de Santo Domingo.

Un ejemplar del libro “Construyendo el pasado”, de Maribel Barros, cedido por la autora a la Asociación, figura en el fondo de nuestra biblioteca disponible, como préstamo, para los interesados.

Maribel Barros

Construyendo el pasado

Enlace «Editorial Búho S.R.L.»