Altai

Casa en Tundrija

Casa de Tundrija, Krai de Altai

  • Casa evacuada al pueblo de Tundrija, comarca de Zalesovsky y región (Krai) de Altai, con capital en Barnaul.
  • Situación de Tundrija.
  • En Tundirija, permaneció como director y responsable de la Casa el que lo fuera ya en Jersón,  Anton Vasilievich Kravchenko
  • La estancia en Tundrija se extendió entre los años 1942 y 1943, cuando el colectivo se reubicó en Moscú.
El dibujo de José Moreno, uno de los educadores, ilustra las sucesivas "casas" (Jersón, Beshtau, Tundrija) por las que pasa en su evacuación el colectivo.

El dibujo de José Moreno, uno de los educadores, ilustra las sucesivas “casas” (Jersón, Beshtau, Tundrija) por las que pasa en su evacuación el colectivo.

Edificio de la Casa/Escuela en Tundrija

Edificio de la Casa/Escuela en Tundrija

En el mapa, ubicación del pueblo de Tundrija (izquierda) y de Zalesovsky (pequeña ciudad capital de la comarca), en el Krai de Altai.

Grupo de niños con la maestra

Grupo de niños en Tundrija, con la maestra

El personal docente de la Casa de Jersón/Tundrija.

El personal docente de la Casa de Jersón/Tundrija.

Soledad del Bosque Arin, niña de la Casa de Jersón/Tundrija

Soledad del Bosque Arin, niña de la Casa de Jersón/Tundrija

Antolína Echevarría Aguirrezábal, niña de la Casa de Jersón/Tundrija

Antolína Echevarría Aguirrezábal, niña de la Casa de Jersón/Tundrija

Ernesto del Bosque Arin, alumno de la Casa de Jersón y domador de caballos en el circo de Moscú. Protagonizó un episodio de la película "El espejo" de Andrei Tarkovsky (1974). En la imagen, fotogramas de la película.

Ernesto del Bosque Arin, alumno de la Casa de Jersón y domador de caballos en el circo de Moscú. Protagonizó un episodio de la película “El espejo” de Andrei Tarkovsky (1974). En la imagen, fotogramas de la película.

Memoria de los niños, en Tundrija

TESTIMONIO 1

En el otoño de 1942, los camiones entraron en la aldea de Tundrikha (distrito de Zalesovsky). Los lugareños observaron con asombro cómo niños y niñas, imprevisiblemente, saltaban de los camiones (…).

Anna Fedorovna Borisova, profesora de lengua y literatura rusa, que entonces tenía 10 años, recuerda aquellos visitantes inusuales: ” También había chicos adultos, hijos de revolucionarios, que venían de una granja colectiva e incluso de la guerra (…).  Decían que nos vestíamos mal … ellos iban vestidos como una ciudad” (…).

“Hacía frío, durante las lecciones estábamos con guantes y abrigos. Fabricaban tinta para ellos mismos con hollín o remolacha, escribían en periódicos”

Los españoles se instalaron en el edificio de la escuela, en las estancias del primer piso. Y en el segundo iban a clase, junto con los niños de Tundrikha, entre los que se encontraba Anna Fedorovna Borisova.

Fuente: Anna Fedorovna Borisova, sitio web de Tundrija (en lengua rusa).

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TESTIMONIO 2

“Finalmente llegamos a la región de Altai, en la parte de Zalesovski, al pueblo Tundrija. Habíamos llegado de un lugar caluroso, medio desnudos. Tan duro fue aquello que murieron 10 personas. ¿Cómo no iba a suceder? Allí estudiábamos.

En el pueblo no solo había rusos, también alemanes de Povolzhye que fueron evacuados. A ellos los evacuaron con sus vacas y con sus pertenencias. Nos daban de comer, algo que fue de agradecer. Cuando nos íbamos todos ellos lloraban”.

Fuente: Antolina Echevarría Aguirrezábal, en el blog “Los niños de la guerra: en sus propiаs palabras” (de Rusia, con texto en castellano), con entrevistas de Anna Grave e imágenes de Mikhail Platonov. Con acceso en: https://ninosdelaguerra.ru/antolina/es

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TESTIMONIO 3

Los niños participaron activamente en la vida social y laboral del orfanato. Los empleados y los niños trabajaron en la granja colectiva, ayudaron a cosechar lino, participaron en el cuidado y la cosecha de hortalizas y recolectaron el trigo en el campo. Las organizaciones pioneras recibieron el agradecimiento del comité regional del Komsomol por su buen trabajo. Los empleados y alumnos del orfanato desarrollaron mucha actividad relacionada con la primera línea de combate. En las largas tardes de invierno, en primavera y verano, los maestros junto con los niños tejían calcetines calientes, mitones, cosían y bordaban bolsas y lo enviaban todo al ejército, en el frente de defensa de la Patria. Los alumnos realizaron actividades de iniciación en unidades militares y hospitales en Barnaul …

Los niños y los educadores teníamos una relación cercana con los vecinos: se escribían cartas a los ancianos y a los analfabetos destinadas al frente, se les leían los periódicos, se ayudaba a los discapacitados a plantar huertos y limpiarlos …

En septiembre de 1944, el orfanato retornó a la región de Moscú, en el distrito de Istrensky, al pueblo de Nakhabino. Cuando nos fuimos, todos los aldeanos nos despidieron, lloraron, nos invitaron a volver a visitarlos.

A. I. lohnovskaya, profesora del orfanato. en el blog sobre la ciudad de Jerson, de Sukhenko KV, 2004-2020, con acceso en http://mycity.kherson.ua/

 

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La escuela de Tundrija

En 1933, se sentaron los cimientos para una nueva escuela. La escuela fue construida por: Karmazinov Fedor Ilyich, Anuchin Dmitry, Mikheev Ivan, Pyrin Sergey, Zavyalov Dmitry, Novoselov, un ingeniero-paracaidista. Y el matrimonio formado por Fitis Antonovich y Anisya Vladimirovna en el pueblo de Ust-Kamenka, juntos, cortaron manualmente todo el bosque en bloques y tablas.

Y en el esperado 1 de septiembre de 1936, el sueño de los vecinos se hizo realidad. Los niños y los maestros cruzaron el umbral del nuevo edificio escolar. Para ellos, la nueva escuela parecía un milagro, un palacio, porque aparte de las cabañas del pueblo, muchos no conociían nada más nada, ni habían viajado a ninguna parte. Llegó un equipo de jóvenes profesores con talento. En la escuela y en el campo reinaba un clima de amistad y confianza. Así comenzó el período de la eliminación del analfabetismo, cuando todo el mundo, desde pequeños a mayores, sentado en pupitres.

En ese momento, Vasily Ivanovich Skrylev, que trabajaba como director de la escuela, fue reemplazado por Dmitry Dmitrievich Neupokoev, una persona maravillosa, un excelente maestro. El director y profesor de matemáticas era un talentoso profesor Evgeny Efimovich Kiryushkin, el favorito de todos los estudiantes. Anastasia Sergeevna Sergeenkova, Vera Evgenievna Shaitanova y muchas otras trabajaban en la escuela en esas fechas. Cada uno de ellos les dio a los niños algo único, y todos fueron queridos y respetados por alumnos y padres. Pero la alegría y la alegría de los maestros y los niños no duró mucho (a causa de la guerra).

Sin embargo, a pesar de lo difícil que fuera la vida, la escuela nunca dejó de funcionar ni un minuto. Se continuó enseñando ininterrumpidamente a los niños. En nuestra escuela en ese momento, había 23 estudiantes en 1º, 18 en 2º, 31 en 3º, 40 en 4º, 92 en dos aulas de 5º, 49 en 6º y 23 en 7º. En total, 276 estudiantes. No había internado, por lo que los 60 niños vivían en las estancias de la escuela; pero estudiaban mucho. 

Escuela de Tundrija, poema de Carmen Castellote
ESCUELA DE TUNDRIJA
¿Habrá sol en algún sitio de la tierra?
Nosotros somos el frío de una escuela de Siberia,
que detiene la calle con su alfabeto mudo.
¿Cómo cabemos en tal cerrado frío?
Sin colchones, huérfanos cuerpo y cuerpo,
buscamos la última gota de calor,
que se duerme en la sombra vecina.
El miedo zarandea la puerta y las ventanas,
los ojos se suicidan en la noche.
Quizá en alguna parte el hombre duerma,
nosotros somos esta terca medida del frío.
Lloran aquí y allá, y no sé cuál es mi llanto.
Crece el invierno sobre la escuela nimia,
y cómo detener sus troikas
con manos que no nacen todavía.
Seremos fuertes con el habla, porque hablando
la noche es limpia fuga.
Pero tenemos el duro asalto del silencio.
Un viento nos rescata del olvido,
desde el tiempo llega el anatema
y una nieve callada es raíz en los cuerpos,
que obedecen y siguen a la noche.
El alba, en los cristales, persiste y hiere más.
Hay que empezar de nuevo la jornada
con los ojos desvelados en el frío.
El recuerdo nos lleva a la estufa,
fuera ya del triunfo del calor.
La calle está ahí, pero no es nuestra,
así, desarropados.
No hay comida; hay agua, manjar largo,
cuando los frutos duermen bajo la guerra.
Es nuestro plato, al que no llega el pan,
porque el invierno mata los caminos.
La novedad en la aldea es incendio.
Hablan de los niños que vinieron de lejos
y que duermen en el suelo de su escuela.
Por un instante, la nieve evade las ventanas.
Son los chicos de Tundrija atados al cristal.
Algunos nos asaltan con sus ojos mayores,
rompen el hielo que se asombra en los vasos,
nos ofrecen pepitas de girasol,
y nos preguntan si hay pan en nuestro idioma.
Las clases regresan a la escuela,
las viejas aulas despiertan su alfabeto,
junto a las camas que llegan, crecen los pupitres,
se despiertan los gritos de los pasillos.
¿Se ha escapado la nieve?
¿Qué ha sido de la escuela,
de los niños ausentes, que enredaron mi nombre?
¿Y del pequeño, que el primer día de clases
dijo, al aún secuestrado en el asombro,
qué miras, es que nunca has visto a la gente?
Desde las mesas tropiezan nuestros ojos.
No hay extraños.
El frío esconde por un tiempo su derrota.
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Nota: Carmen Castellote es una de las niñas de La Casa de Jersón, evacuadas a Tundrija
En Tundrija, permaneció como director y responsable de la Casa el que lo fuera ya en Jersón,  Anton Vasilievich Kravchenko

En Tundrija, permaneció como director y responsable de la Casa el que lo fuera ya en Jersón,  Anton Vasilievich Kravchenko

¿Cómo llegaron hasta aquí?

La Casa de Jersón (“Orfanato Nº 7” en los documentos de la administración interna) llegó a Tundrija después de un largo periplo, con estancia temporal en un monasterio del Monte Beshtau (cerca de Piatigorsk, en el Cáucaso).  Si deseas conocer el itinerario, sigue el enlace.